Si el Islam fuera realmente una ideología opresora, no sería atacado unánimemente por los amos y dominadores del Planeta. Si el Islam no fuera una teología de la liberación, no se le declararían enemigos los opresores del mundo. Si el Islam no fuera una práctica de reforma y rehabilitación correcta de la vida, no tendría siempre enfrente a los corruptores de la humanidad. Si el Islam fuera una ideología negativa, no tendría por adeptos a cientos de millones de personas. Si el Islam fuera una ideología anticuada y desfasada, habría desaparecido hace siglos al igual que lo hicieron otras civilizaciones y culturas. Si el Islam fuera una ideología de masas incultas, no tendría entre sus cuadros dirigentes a las élites universitarias, intelectuales, profesionales y artísticas de los diferentes países. Si el Islam fuera opresor para las mujeres, éstas no lo practicarían aun en contra de sus padres o maridos. Si el Islam oprimiera a la mujer, los que la consideran como unos trozos de carne armoniosos reclamos publicitarios, no lo atacarían. Si el Islam no fuera la alternativa real y próxima a la actual sociedad, los gobernantes del mundo no se preocuparían tanto por atacarlo. Si la mujer musulmana no fuera coprotagonista de la liberación, los ministros de educación y directores de centros no se preocuparían por unas colegialas con pañuelo.
DIME QUIÉN TE ATACA, Y TE DIRÉ QUIÉN ERES.
Abdeljabir Molina